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Merchandising de anime: ¿Moda o adicción?

La industria de la animación japonesa no sería lo que es hoy de no ser por el marketing. Y es que el Merchandising de anime se ha convertido en el motor de la industria, dando lugar a miles de animaciones concebidas por y para su explotación comercial. ¿Quieres saber un poco más sobre el mundo otaku, desde el punto de vista comercial? Echa un vistazo a lo que sigue en Oniichanime.

Merchandising de anime: El origen

La industria de la animación japonesa nació en la década del 50´, en el siglo XX, ya con el manga consolidado como el prototipo del cómic en Asia. Sin embargo, su globalización debió esperar un par de décadas, hasta principios de los 70´s. Entonces se dio el primer paso hacia la comercialización del anime en Occidente, gracias a la popularidad del género Mecha.

Con los robots gigantes de Majinga Zetto (Mazinger Z) a la cabeza, Go Nagai descubrió una mina de oro que alcanzó su esplendor en la década del 80. Fue entonces cuando explotó el boom del Merchandising de anime, en forma de miles de productos para fanáticos de las series animadas y comics  japoneses, siendo Dragon Ball, Captain Tsubasa y Doraemon algunas de las franquicias que llevaron al anime a otro nivel de comercialización. ¿Moda o adicción? Un poco de ambas.

Desde entonces, propios y extraños se han enamorado (obsesionado) con la cultura otaku. Y esta cultura se traduce en marketing. Año a año, la industria del anime y el manga japoneses crece en el mundo. Cada producción se piensa en función de su rentabilidad comercial. No en vano, la industria genera, anualmente, centenares de millones de dólares; una industria reimpulsada en los últimos dos años por las plataformas de streaming.

El boom de atuendos, accesorios y figuras

Merchandising de anime - Figuras de acción
Merchandising de anime – Figuras de acción. Foto: Ultra Frikis

Ya en la década de los 90´, el merchandising de anime se convirtió en un fenómeno global. Los amantes de la cultura otaku comenzaron a adquirir no solo prendas de vestir con sus personajes favoritos, sino atuendos enteros para emular a sus ídolos animados. Si la industria de los cómics estadounidenses tenía cosplayers, ¿por qué no iba a tenerlo la del anime?

Y es que, de hecho, los cosplay ya eran comunes en Japón desde hacía mucho tiempo, solo que en Occidente no estábamos al tanto. Por supuesto, accesorios y figuras de acción inundaron tiendas y centros comerciales, haciendo que fanáticos y no fanáticos de la animación japonesa se sumaran a la moda otaku. ¿Quién no quería tener un Pikachú de peluche o una camiseta de Evangelion en los años noventa?

Merchandising de anime: A esto hemos llegado

Con la llegada del nuevo milenio, Internet facilitó aún más las estrategias de marketing. Fue así como no solo tuvimos ropa, zapatillas, figuras y accesorios. Ahora tenemos mercancía total para decorar hogares enteros con nuestros animes favoritos. Lámparas, colchas, muebles inflables, fundas, artículos para la escuela… Todo lo que imagines lo puedes conseguir, al alcance de un clic.

¿Moda o adicción? Da lo mismo. Para un auténtico otaku, nada es suficiente. Hoy, la moda de los muñecos Funko Pop está arrasando en todos los mercados. ¿Podía el anime resistirse? Imposible. Los derechos de comercialización se crearon para eso, para venderlos al mejor postor. ¿Quieres un Naruto cabezón? Tus deseos son órdenes.

Si eres fan de un anime querrás tener toda la mercancía posible de tus personajes favoritos y presumirlos a donde vayas. Punto. ¿Está mal? Absolutamente no. Todo es parte del negocio, y si no hay negocio, no hay industria; y si no hay industria, no hay entretenimiento. El mundo otaku no es ajeno al mundo real.

Conclusiones de un otaku

Como en toda industria, el merchandising de anime. Muchos ilustradores, animadores, guionistas y directores consideran que el negocio ha repercutido en la calidad del producto, como suele suceder en muchas industrias. ¿La producción aumenta mientras la calidad decrece? Es muy probable, pero ese es un debate que dejaremos para otra ocasión.

Y ustedes, ¿son adictos a la mercancía anime? ¿O simplemente siguen la moda? ¿Qué tanto resienten sus bolsillos su amor por la cultura otaku? Compartan sus impresiones, el box de comentarios es todo vuestro. ¡Chau!

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